lunes, 8 de julio de 2013

CUARTO CAPÍTULO.



Narra ____:


Después de arreglarnos, ya que no podíamos salir por Los Ángeles de cualquier forma, decidimos bajar para buscar alguna forma de llegar al Beverly Centre, el centro comercial más cercano, y que por lo que parecía, también era el más famoso de la zona. Cuando estamos abajo preguntamos a la recepcionista.


-No se preocupen señoritas, ustedes tienen reservado el servicio de limusina para usarlo cuando les plazca, ahora llamaré a su limusina-nos dice la amable recepcionista.


-Oh, genial, muchas gracias-contesto yo.


-No hay de que, la limusina les espera en el parking.


Nos despedimos de la amable señora y nos dirigimos al parking, aún no me puedo creer que vayamos a ir al centro comercial en limusina, vamos a parecer unas súper estrellas.


Pasados unos diez minutos en la limusina, y después de haber investigado para qué servía cada uno de los botones que encontramos a nuestro paso, llegamos al Beverly Centre.


Antes de pararse, el chofer de la limusina, como si hubiera podido leer nuestras mentes llenas de asombro, dio una vuelta completa al enorme centro comercial que teníamos ante nuestros ojos.  Por lo que pude contar parecían siete u ocho plantas las que componen aquel inmenso edificio. En la primera planta se podían apreciar varios restaurantes con grandes letreros que supongo que brillarían por la noche. Había todo tipo de restaurantes para todo tipo de personas que pudieran estar en aquel centro comercial. Un Grand Lux Cafe se situaba en una gran esquina y llegaba hasta la mitad de lo que era la primera planta. Tenía varias entradas, y creo que ocupaba dos plantas, como la mayoría de los establecimientos que estaban a pie de calle, y lo pude verificar en cuanto vi una gran cristalera en la que se podía apreciar gente comiendo al otro lado. Tenía que ser increíble comer y mientras tanto ver una ciudad tan bonita.


En el lado opuesto del centro comercial había un restaurante más sofisticado, o que al menos me causó esa impresión por el decorado que dejaba ver, como las múltiples ventanas con un toldo azul marino y dos rayas blancas a los lados; la entrada tenía un felpudo, un techo en el que reposaban las letras que formaban el nombre del restaurante bañadas en oro y dos leones custodiaban la puerta de entrada, y justo al lado se encontraba la entrada a un parking privado. Las paredes de aquel restaurante, a pesar de formar parte del centro comercial, eran completamente distintas. Un tono beige rosado las hacía parecer mucho más finas y tratadas que las del centro comercial que eran de un tono amarillo mostaza suavizado, aunque aquellas paredes eran increíblemente geniales. El restaurante también contaba con una bonita terraza, con cristales y sin ellos, que estaba decorada con unas pequeñas enredaderas con flores rosas diminutas que daban a aquel restaurante un toque aún más encantador. Y otra vez, sobre la terraza otro precioso cartel, esta vez en blanco y negro, que mostraba el nombre de aquel restaurante. The Capital Grille.


Comparado con este, el anterior restaurante parecía mucho más adecuado para dos chicas como nosotras.


En las otra dos esquinas, si se podían llamar esquinas, había una tienda de accesorios para baños y en la otra se encontraba la parte de hombre de lo que consideré una gran tienda ya que había visto varias veces su nombre, Macy’s. A lo largo de todo el edificio había una infinidad de restaurantes más pequeños que parecían eclipsados y ocultos por los otros dos.


Y por último, la parte que más me llamó la atención, unas escaleras mecánicas que quedaban totalmente descubiertas por la cristalera que las separaba del mundo exterior. Esas escaleras atravesaban las cuatro plantas de parking que eran visibles y que se conectaban con las cuatro entradas y salidas que existían en la primera planta. Las otras tres plantas supuse que eran para todas las tiendas que sabíamos que existían en aquel lugar del que saldríamos con dos magníficos modelos para salir esa noche.


Después de visitar todas y cada una de las tiendas que había allí dentro conseguimos dos modelitos preciosos.


El de Noe era simplemente alucinante. En cuanto se lo vi puesto supe que estaba hecho para ella, aunque a ella todo lo queda genial. Era un vestido, según la dependienta de la tienda a la que no entendí más que la mitad de la frase debido a como llamó a aquel tipo de tela, de organza azul celeste que tenía su propio brillo. El escote era un palabra de honor recto que, estando arrugado hasta debajo del pecho componía la parte de arriba del increíble vestido. Luego, un trozo de tela a modo de cinturón y con una flor que estaba adornada por algunas lentejuelas, daba paso a la falda que llegaba hasta por encima de las rodillas o a la mitad de los muslos. La falda tenía cierto vuelo y terminaba con una preciosa decoración que se basaba en lentejuelas celestes colocadas en triángulos desde el final del vestido hasta la mitad de este y que le daban cierto tono de glamour.


El mio, sin embargo, era mucho más discreto, y aun así yo deseaba que fuera mucho más simple, aunque tengo que reconocer que era precioso. La tela interior, seda, era de un tono violeta brillante, que hacía un conjunto perfecto con el encaje de un morado mucho más oscuro que cubría toda aquella tela y llegaba un poco más allá, justo un poco por encima de las rodillas. Según Noe, la forma del vestido me favorecía, tenía un solo tirante y era ajustado hasta por debajo del pecho donde una línea invisible marcaba el límite y empezaba a dejar caer la tela con total delicadeza sobre mis caderas y piernas, y eso hacía que me gustara y me sintiera cómoda en aquel precioso vestido.


Para terminar de completar nuestro modelito Noe me insistió en comprar un par de zapatos cada una. Ella compró unos tacones enormes del mismo color que su vestido, con el tacón de madera y con la punta abierta de manera que se le verán las uñas que piensa pintar también de celeste. Yo en cambio opte por unos tacones de color negro, y por insistencia de Noe, de encaje semi transparente con los que tambien se me verían las uñas pintadas de un morado que rozaba el color negro.


Unas horas después de haber entrado salimos del centro comercial cargada de bolsas.


-Gracias por hacerme caso-me dijo Noe con un tono muy dulce.


-No las des, me encanta la ropa y esta noche las dos estaremos geniales. Echaba de menos salir de compras contigo.


-Oh, yo también lo echaba mucho de menos y espero que lo volvamos a hacer más veces en este verano-dijo Noe mientras yo sacaba el móvil y por poco me pongo a llorar de la emoción- No llores, a ver si vamos a montar aquí un espectáculo. ¡Mira, allí esta la limusina!


Dejé el móvil donde estaba; no me puedo creer que la limusina nos haya esperado.


Volvimos al hotel y en el camino íbamos repasando todo lo que habíamos comprado.


-¡____ vamos a estar perfectas, ya lo veras!- dijo contagiandome su emoción.


-¡Si y nos lo vamos a pasar genial!- dije yo, y así pasamos los 10 minutos que nos separaban del hotel.


Cuando llegamos al hotel, dejamos las bolsas en la habitación y decidimos bajar al spa. El chico del spa nos dio las toallas y nos dijo que teníamos que ponernos un gorro.


-¡Yo no me pienso poner este gorro, es horroroso!-dijo Noe como una niña pequeña.


-Tienes que ponértelo, sino no podemos entrar-contesto yo.


-¿Y si hay chicos guapos? No quiero que me vean...


-Pero ellos también tiene que llevar el gorro-dije ya empezando a desesperarme.


-Bueno vale, entremos ya por favor-dijo yendo hacia la puerta mientras se ponía el gorro, el cual no le quedaba tan mal.


Era el spa más grande que había visto en mi vida, dentro había piscinas con diferentes chorros, duchas, saunas, jacuzzis... Había unas pequeñas piscinas, una de agua fría y otra de agua caliente, que en vez de suelo tenían piedras, era muy reconfortante caminar sobre ellas. Después de pasar un rato en las piscinas, pasamos a una sala con dos camillas donde nos dieron un masaje. Después del masaje nos dijeron que pasemos a la sauna, que consistía en una sala con paredes y bancos de madera a la que había que entrar solamente con una toalla y en la que hacía mucho calor. Cuando terminamos de estar en la sauna nos vestimos y fuimos de vuelta a nuestra habitación para salir esa noche.


Tardamos diez minutos en ponernos los vestidos y lo que nos quedaba de tiempo lo dedicamos a maquillarnos y peinarnos. Noe decidió hacerse un moño donut, que era algo así como un moño perfectamente hecho, que con su pelo liso quedaba genial. Yo, que tengo el pelo ondulado, decidí dejármelo al natural, tan solo decidí echarlo hacia el lado donde no llevaba el tirante y sujetarlo con una pinza atrás.


Después de arreglarnos, bajamos a la discoteca, que al parecer estaba bastante llena esta noche. No tuvimos que enseñar el DNI, por lo que entramos sin problemas, aunque no los teníamos ya que las dos somos mayores de edad.


-¿Tomamos algo antes de bailar?-pregunta Noe


-Claro, genial.


-Camarero, dos cervezas sin alcohol por favor-dice Noe, decidida.


A mí no me gustaba mucho la cerveza pero no me iba a pedir un refresco en una discoteca de Los Ángeles. El camarero nos sirvió las bebidas, nos quedamos en la barra para tomárnoslas sin riesgo de que alguien nos empujara y comenzamos a hablar de lo que haríamos en los siguientes días.


Narra Harry:


-¡Hey! ¿Veis las chicas de la barra?-dijo Louis. La verdad es que eran bastante atractivas.


-Parece que están solas...-dije yo.


-Me choqué con una de ellas hoy en el pasillo, mientras jugábamos al escondite-volvió a hablar Louis.


-¿Quereis divertiros un rato?-todos asentimos con curiosidad, parecía que había cambiado de tema- Es un reto para uno de vosotros ¿Alguno se atreve a acercarse y decirles algo?-dijo Zayn bastante animado.


-Harry, has sido el primero en fijarte, así que irás tú-dijo Liam. Que listo era cuando quería.


-Bf..está bien, pero ¿qué les digo?-dije confuso.


-Tiene que ser algo divertido, que te deje en ridículo, sino, no tiene gracia-dijo Louis, le encantaba que yo quedara mal ante las chicas.


-Tienes que decirles esto...-dijo Niall mientras me susurraba algo al oído.


Después de unos segundos de concentración me acerqué a las chicas, tosí levemente para llamar su atención y me miraron con cara de “¿Quién eres y qué quieres?”.

-Nenas, hace treinta segundos era maricón.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------
¡¡¡Hola!!! Como veis ya han "interactuado", por decirlo de alguna forma, con los chicos. Os voy a proponer un reto, no vais a ganar nada pero estará interesante. Nadie, a excepción de nosotras, sabe de que chico es, así que os propongo que en mi ask (http://ask.fm/WeeLoovee1D) escribáis de quien creéis que va a ser y por qué. Evidentemente yo no voy a decir sí o no, simplemente quiero saber lo que pensáis. Una vez más, muchísimas gracias y si queréis que os avisemos solo decirlo. Atte: @LivingDayDreams y @CupcakeForevah

No hay comentarios:

Publicar un comentario